Publicado 09.07.2009
Mundo Judío
Josué, hijo de Nun
¿Un personaje histórico o una construcción literaria?
Autor: Dr. Adolfo Roitman
El nombramiento del sucesor de Moisés
La porción de la Torá de la presente semana (parashá Pinjás [Números 25:10-30:1]) nos cuenta sobre el anuncio dramático que le comunicó Dios a Moisés a las puertas de Canaán: ``Dijo Yahveh a Moisés: Sube ahí a la sierra de Abarim y mira la tierra que he dado a los israelitas. Cuando la veas, irás a reunirte tú también a los tuyos, como se reunió tu hermano Aarón. Porque os rebelasteis en el desierto de Sin, cuando protestó la comunidad y cuando os mandé manifestar delante de ella mi santidad, por medio del agua. Estas son las aguas de Meribá de Cadés, en el desierto de Sin'' (27:12-14). (Nota: Sobre el pecado de las aguas de Meribá, ver Números 20:1-11 [cf. el relato paralelo en Éxodo 17:1-7]. Según una tradición alternativa, Moisés fue castigado a causa del pueblo que rehusó subir de Cades a Canaán. Ver Deuteronomio 1:37; 3:26; 4:21). Sin embargo, en un momento tan triste de la vida de Moisés, el líder de Israel no pensó sobre su futuro personal, sino antes bien en el destino de su grey: ``Habló Moisés a Yahveh y le dijo: Que Yahveh, Dios de los espíritus de toda carne, ponga un hombre al frente de esta comunidad, uno que salga y entre delante de ellos y que los haga salir y entrar, para que no quede la comunidad de Yahveh como rebaño sin pastor'' (vv. 15-17).
En respuesta a su preocupación sincera y honesta, ``Respondió Yahveh a Moisés: Toma a Josué, hijo de Nun, hombre en quien está el espíritu, impónle tu mano, y colócalo delante del sacerdote Eleazar y delante de toda la comunidad para darle órdenes en presencia de ellos y comunicarle parte de tu dignidad, con el fin de que le obedezca toda la comunidad de los israelitas. Que se presente al sacerdote Eleazar y que éste consulte acerca de él, según el rito del Urim, delante de Yahveh. A sus órdenes saldrán y a sus órdenes entrarán él y todos los israelitas, toda la comunidad. Moisés hizo como le había mandado Yahveh: tomó a Josué y lo puso delante del sacerdote Eleazar, y delante de toda la comunidad. Le impuso su mano y le dio sus órdenes, como había dicho Yahveh por Moisés'' (vv. 15-23). (Nota: La práctica de imposición de manos es mencionada en otras oportunidades, como ser: Levítico 16:21; 24:14. Sobre el nombramiento de Josué como el sucesor de Moisés, ver también Deuteronomio 1:38; 3:21, 28; 31:3, 23; 34:9).
La carrera de Josué
La nominación de Josué (originalmente llamado Hosea [cf. Números 13:16]), de la tribu de Efraím (Números 13:8; 1 Crónicas 7:27), fue la culminación de una larga carrera de servicio como ayudante y hombre de confianza de Moisés (Números 11:28; cf. también Éxodo 24:13; 33:11). Su primera aparición en la Biblia fue en carácter de comandante, peleando contra los amalecitas en Refidim: ``Moisés dijo a Josué: Elígete algunos hombres, y sal mañana a combatir contra Amalec. [...] Josué cumplió las órdenes de Moisés, y salió a combatir contra Amalec. [...] Josué derrotó a Amalec y a su pueblo a filo de espada'' (Éxodo 17:9-13).Otra de sus funciones fue la de aprendiz en asuntos de culto, acompañando a Moisés en su subida al Monte Sinaí (Éxodo 24:13; 32:15-18) y sirviendo en la Tienda del Encuentro: ``Yahveh hablaba con Moisés cara a cara, como habla un hombre con su amigo. Luego volvía Moisés al campamento, pero su ayudante, el joven Josué, hijo de Nun, no se apartaba del interior de la Tienda'' (Éxodo 33:11). Finalmente, Josué fue uno de los doce espías enviados por Moisés para investigar acerca de la naturaleza de la tierra y los habitantes de Canaán, y que junto con Caleb, hijo de Yefunné, fueron las únicas dos personas que recomendaron conquistar la tierra de Israel (Números 13:6-9).Según algunos biblistas, el estudio detallado de las referencias a Josué en el Pentateuco revela que la mayoría de ellas parecerían ser de carácter secundario. En especial, el caso es harto evidente en la historia acerca de los espías, en donde una lectura crítica de las distintas fuentes (Números 13:30-31; Deuteronomio 1:34-37; Josué 14:6-8) nos muestra con claridad que originalmente sólo Caleb habría puesto su fe en Yahveh, y que en un estadio posterior de la evolución de la tradición la figura de Josué habría sido incorporada a la versión inicial.Josué ``el conquistador''A la muerte de Moisés, y de acuerdo al plan divino, Josué fue nombrado oficialmente por Yahveh como nuevo líder de Israel. Según está escrito: ``Sucedió después de la muerte de Moisés, siervo de Yahveh, que habló Yahveh a Josué, hijo de Nun, y ayudante de Moisés, y le dijo: 'Moisés, mi siervo, ha muerto; arriba, pues; pasa ese Jordán, tú con todo este pueblo, hacia la tierra que yo les doy (a los israelitas). [...] Nadie podrá mantenerse delante de ti en todos los días de tu vida: lo mismo que estuve con Moisés estaré contigo; no te dejaré ni te abandonaré. Sé valiente y firme, porque tú vas a dar a este pueblo la posesión del país que juré dar a sus padres. Sé, pues, valiente y muy firme, teniendo cuidado de cumplir toda la Ley que te dio mi siervo Moisés. No te apartes de ella ni a la derecha ni a la izquierda, para que tengas éxito dondequiera que vayas. No se aparte el libro de esta Ley de tus labios: medítalo día y noche; así procurarás obrar en todo conforme a lo que en él está escrito, y tendrás suerte y éxito en tus empresas. ¿No te he mandado que seas valiente y firme? No tengas miedo ni te acobardes, porque Yahveh tu Dios estará contigo dondequiera que vayas'' (Josué 1:1-9). A partir de ese momento, Josué se convirtió en el comandante en jefe de las fuerzas invasoras. El relato bíblico nos cuenta a continuación con lujo de detalles las proezas militares de Josué y sus tropas, incluyendo entre otras la famosa toma de Jericó (6:11-27) y la victoria sobre Jabín y sus aliados (11:1-14). Con la excepción de algunos territorios aislados (13:1-7), esta conquista relámpago se vio coronada por el éxito absoluto, quedando gran parte de la tierra de Canaán en manos de Israel (cap. 12).Hasta hace algunos años atrás, el relato del libro de Josué sobre la conquista militar de Canaán fue aceptado como una verdad histórica (la escuela de W. F. Albright). Sin embargo, en los últimos años los historiadores han puesto en duda esta ``verdad`` inobjetable, sugiriendo que la ``conquista'' de la tierra de Israel habría sido antes bien el resultado de un asentamiento progresivo (A. Alt) o de una rebelión de los campesinos contra las ciudades cananeas (G. Mendenhall N. K. Gottwald). (Nota: Sobre este tema, ver, Jean-Louis Ska, Los enigmas del pasado [Estella, Navarra: Editorial Verbo Divino, 2003] págs. 71-89). (Nota: Según R. de Vaux, sin embargo, existiría una posibilidad intermedia, a saber: el asentamiento en las regiones pocos habitadas se habría efectuado por infiltración pacífica o bien gracias a convenios con los habitantes, pero paralelamente, se habrían llevado a cabo acciones militares en cada una de las regiones: contra Jorma, Hebrón y Debir, en el sur; contra Jesebón, en Transjordania; contra Jericó y Gabaón, en el centro; contra Yabín de Jasor, en el norte. Para detalles, ver Historia antigua de Israel, Madrid, 1975, vol. II, págs. 189-195]).En caso de ser ciertas estas nuevas teorías alternativas, pues, Josué no habría sido a ciencia cierta un personaje histórico real de carne y hueso, sino más bien una construcción literaria de carácter épico. Según concluye Jean-Louis Ska: ``En primer lugar, se ha vuelto bastante claro, después de la investigación que hemos hecho más arriba, que las cosas no pasaron como las cuenta la Biblia. Los israelitas no pasaron por el filo de la espada a los habitantes de ciudades enteras. Como vimos antes, ni siquiera es seguro que Israel conquistara el país de Canaán con las armas. ¿Por qué, entonces, se describen los acontecimientos de este modo? En primer lugar, porque Israel quiso dotarse de una epopeya nacional, tal como requería la mentalidad de la época. Israel convirtió a Josué en un ``campeador'' o un ``conquistador'' para rivalizar con otras naciones que podían gloriarse de su pasado histórico. Gracias a estos relatos, Israel podía afirmar que también él había tenido sus héroes y que éstos habían llevado a cabo proezas inauditas`` (op. cit., p. 87). (Nota: Por el contrario, según de Vaux: ``Hay que mantener como histórico el papel de Josué en el asentamiento en Palestina central, desde el paso del Jordán hasta la asamblea en Siquén'' [op. cit., p. 193]).
¿Una metáfora del rey Josías, un anti tipo de Moisés o un profeta?
Siguiendo esta misma línea de pensamiento, R. D. Nelson (``Josiah in the Book of Joshua'', Journal of Biblical Literature 100 [1981] págs. 531-540) sugirió hace un tiempo atrás que la figura literaria de Josué habría sido una representación metafórica de Josías, rey de Judea (640-609 a.e.c.). Esta conclusión está basada en el hecho, de que hay numerosos elementos en la representación de Josué que aparecen en otros lugares como rasgos propios de reyes. Por ejemplo, las palabras usadas por Moisés para definir la función de su futuro reemplazante -''uno que salga y entre delante de ellos y que los haga salir y entrar, para que no quede la comunidad de Yahveh como rebaño sin pastor'' (Números 27:17)- se asemeja a la terminología asociada generalmente con figuras reales (2 Samuel 5:2; 1 Reyes 22:17; 2 Reyes 11:8). Precisando aún más, Nelson encuentra en la historia de Josué ``precedentes históricos'' de las reformas religiosas llevadas a cabo por Josías. Un ejemplo en este sentido es la frase utilizada para describir al piadoso Josías (2 Reyes 22:2), que sólo tiene su paralelo en el caso de Josué (Josué 1:7; 23:6), y en todos los casos tomado prestado de la frase presente en Deuteronomio 17:20: ``y no se apartará de estos mandamientos ni a derecha ni a izquierda''. Así mismo, se cuenta que tanto Josías como Josué reunieron al pueblo a los efectos de oír el contenido del Libro de la Ley y renovar el pacto (Josué 8:30-35; 2 Reyes 23:2-3). Finalmente, la celebración de la festividad de la Pascua en Josué 5:10-12 podría haber sido ciertamente el modelo para la celebración de la misma festividad en la época de Josías (2 Reyes 23:21-23). (Nota: El modelo exegético de Nelson presupone la teoría, según la cual el libro del Deuteronomio habría sido escrito [probablemente una versión más antigua y algo diferente a la presente en el actual texto del Pentateuco] en tiempos del rey Josías, y que a su vez el libro de Josué habría sido compuesto por un historiador de la escuela deuteronomista).Por su parte, otros estudiosos (G. J. Wenham) han identificado notables parecidos entre las figuras de Moisés y Josué, llegando a la conclusión de que este último habría funcionado a manera de anti tipo literario del primero. Como ejemplo se puede argüir, que el cruce del Jordán por parte de Josué (4:23) se parece en mucho al cruce del Mar Rojo por parte de Moisés (Éxodo 14:15-31). O, en otro caso, la función de Moisés como mediador en el pacto celebrado en Siquem (capítulo 24) recuerda el pacto celebrado por Moisés en el Monte Sinaí (Éxodo 20-24). (Nota: Para más detalles, ver G. W. Ramsey, art. ``Joshua'', en: Anchor Bible Dictionary [ed. D. N. Freedman; New York at al.: Doubleday, 1992] v. 3, p. 1000).Este parecido entre Moisés y Josué podría también explicar la presencia de rasgos proféticos en este último. Según Ramsey, ``Es cierto que algunos textos sacerdotales implican que, a diferencia de Moisés, Josué necesitaba la mediación de los sacerdotes (Números 27:15-23; Josué 14:1; 19:51). Pero en el libro de Josué, el Señor le habla reiteradamente a Josué de manera directa (por ejemplo, Josués 1:1; 3:7; 4:1, 15; 8:18; 20:1). Josué usa la fórmula profética, `porque así dice Yahveh' (7:13; 24:2). 1 Reyes 16:34, en alusión a Josué 6:26, nos informa acerca del cumplimiento de `la palabra que dijo Yahveh por boca de Josué, hijo de Nun'. Como hicieron los profetas tardíos, Josué ejerce la función de intermediario (Josué 7:6-9; cf. 2 Esdras 7:107) de una manera similar a Moisés (Éxodo 32:11-13; Números 14:13-19). No es enteramente imposible que el autor considerara a Josué como `el profeta como Moisés' referido en Deuteronomio 18:15-19'' (op. cit., p. 1000 [traducción mía]). (Nota: Sobre la caracterización de Josué como profeta en el judaísmo antiguo, ver Eclesiástico 46:1; Josefo, Antigüedades Judías IV, vii, ii; IV, viii, xlvi).
Josué en la exégesis judía y cristianaEn la tradición post bíblica, algunos ensalzaron a Josué por sus logros militares. Según lo testimoniaba el sabio jerosolimitado Josué, hijo de Sirá (circa 180 a.e.c.): ``Esforzado en la guerra fue Josué, hijo de Nun,/ sucesor de Moisés como profeta;/ él fue, de acuerdo con su nombre,/ grande para salvar a los elegidos del Señor,/ para tomar venganza de los enemigos que surgían/ e introducir a Israel en su heredad./ ¡Qué gloria ganó cuando alzaba la mano/ y blandía la espada contra las ciudades!/ ¿Quién antes de él tan firme fue?/ ¡Que las batallas del Señor él las hacía!/ ¿No se detuvo el sol ante su mano/ y un día llegó a ser como dos?/ Él invocó al Altísimo Soberano,/ cuando los enemigos por todas partes le estrechaban,/ y le atendió el Gran Señor/ lanzando piedras de granizo de terrible violencia./ Cayó de golpe sobre la nación hostil,/ y en la bajada aniquiló a los adversarios,/ para que conocieran las naciones la fuerza de sus armas,/ porque era frente al Señor la guerra de ellas'' (Eclesiástico 46:1-6). Sin embargo, el libro apócrifo judío Pseudo-Filón o Antigüedades Bíblicas (una obra actualmente en versión latina, pero escrita probablemente en hebreo en el siglo I de nuestra era) mostró poco interés en las hazañas militares de Josué, poniendo más bien énfasis en su liderazgo religioso. Como lo manifiestan las palabras de Josué, en ocasión de su despedida antes de su muerte: ``Ahora ha dado el Señor testimonio entre vosotros. Hoy pongo yo por testigos contra vosotros al cielo y a la tierra de que, si seguís sirviendo al Señor, seréis su propio pueblo; en cambio, si no queréis servirle y preferís escuchar a los dioses de los amorreos, en cuya tierra habitáis, decidlo hoy en presencia del Señor y marchaos. Yo y mi casa serviremos al Señor'' (24:1; en: Apócrifos del Antiguo Testamento [ed. A. Diez Macho; Madrid: Ediciones Cristiandad, 1983] vol. II, p. 249). En la tradición cristiana, por su parte, la figura de Josué fue interpretada (debido a su nombre) como un ``tipo'' o ``símbolo'' del futuro salvador: Jesús de Nazaret. El mejor exponente en este sentido es el padre apologeta griego Justino Mártir (siglo II), quien le decía al judío Trifón (¿una referencia al sabio Rabí Tarfón conocido en la tradición rabínica?): ``Lo que yo digo es lo que sigue. A Jesús, llamado antes Ausés (cf. Números 13:8, 16. A.R.), como ya muchas veces he dicho, el que fue enviado junto con Caleb como explorador de la tierra de Canaán, fue Moisés quien le puso este nombre; pero tú no quieres averiguar por qué hizo eso, no se te ofrece ahí dificultad, no tienes interés en preguntar. De ahí que te pase por alto Cristo, y que leyendo no entiendas, y que ni aun ahora, al oír que Jesús es nuestro Cristo, no reflexionas que no sin motivo y al azar se le puso este nombre. [...] Porque no sólo se le cambió el nombre, sino que, habiendo sido sucesor de Moisés, fue el único, de los que a su edad salieron de Egipto, que introdujo en la tierra santa a los restos que quedaron del pueblo. Y al modo que fue él, y no Moisés, el que introdujo al pueblo en la tierra santa, y se la distribuyó por suerte a los que con él entraron; así Jesús, el Cristo, hará volver la dispersión del pueblo y distribuirá a cada uno la tierra buena, aunque ya no como aquélla. Porque Josué les dio una herencia momentánea, por no ser el Cristo, Dios ni Hijo de Dios; pero Jesús, después de la santa resurrección, nos dará una posesión eterna'' (Diálogo con Trifón 113, 1-4; en: Padres Apologetas Griegos [ed. D. Ruiz Bueno; Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1979] págs. 498-499).
Josué en la ideología sionistaSiglos después, la figura de Josué pasaría a jugar un papel fundamental en la ideología sionista. En los años cincuenta, el primer ministro David Ben Gurión mostró un especial interés en este conquistador antiguo, considerándolo el prototipo ideal del israelí de su época. Según su visión política: ``Con el establecimiento del Estado de los judíos ocurrió un salto de cientos de años, y con la guerra de la independencia nos acercamos a los días de Josué hijo de Nun, y los capítulos de su libro se convirtieron en más cercanos y comprensibles a los jóvenes que todos los discursos de los congresos sionistas'' (citado por L. Mazar, ``El ascenso y el ocaso del libro de Josué en la educación oficial'', en: Studies in Jewish Education [Jerusalem: The Hebrew University Magness Press, 2003] vol. IX, p. 25, n. 19 [en hebreo; traducción mía]). En esos años formativos de la nación, las historias sobre las proezas militares de Josué sirvieron de inspiración a los pioneros, funcionando a manera de una ``utopía sionista''. Sin embargo, a partir de los años sesenta en adelante ``el mito de Josué'' comenzó a evanescerse (como sucedió también con los mitos de Masada y Bar Kojva), pasando a convertirse con el pasar del tiempo de un guerrero y conquistador ideal en un símbolo del nacionalismo y el militarismo. Y así el modelo de Josué pasó a ser irrelevante en un mundo democrático, liberal y post modernista.
¡Shabat Shalom!
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