martes, mayo 19, 2009

Respeto y admiración en el último paseo de Benedetti

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Publicado 19.05.2009
El Mundo
El féretro, depositado en el Panteón Nacional, no lució símbolo religioso
Respeto y admiración en el último paseo de Benedetti

Unas 2.000 personas acompañaron hoy el último paseo del poeta uruguayo Mario Benedetti por Montevideo, que tuvo como destino final el Cementerio Central, donde sus restos mortales fueron sepultados en medio del respeto y la admiración.
Ariel Silva, quien fue el secretario y mano derecha de Benedetti hasta su muerte, ocurrida el pasado domingo, y amigos del alma como el escritor Eduardo Galeano y el cantautor Daniel Viglietti fueron algunos de los que cargaron el féretro con los restos del poeta a su salida del Palacio Legislativo, donde fueron velados todo el lunes.
Al pie de las escalinatas del imponente edificio el féretro fue subido hasta un vehículo, que lo trasladó, a paso humano, hacia el cementerio.
El paso del cortejo fúnebre por las calles del centro de Montevideo fue contemplado por centenares de personas, entre ellas muchos alumnos de escuelas públicas y colegios privados, congregadas en las aceras al igual que a la entrada en el Cementerio Central.
La caravana recorrió en medio de una lluvia de flores y de un silencio solo roto en ocasiones por los aplausos el kilómetro y medio que separa el Palacio Legislativo del Cementerio.
Montevideanos anónimos de toda clase y edad, y figuras de la política, la cultura, el sindicalismo y el deporte, así como diplomáticos de varios países, se acercaron hasta el Cementerio Central para despedir al autor de "La tregua" y "Montevideanos", uno de los más importantes que ha dado la literatura en español en la segunda mitad del siglo XX.
El féretro, depositado en el Panteón Nacional, no lució símbolo religioso alguno pero fue cubierto por cientos de flores colocadas por la gente y por una pequeña bandera uruguaya, dejada por uno de los presentes.
En contraste con el día gris y lluvioso del velatorio, hoy el cielo de Montevideo lució azul, límpido y soleado.
"No tuvo hijos, pero nos deja una amplia descendencia. Nos quedamos huérfanos pero con un enorme legado, polémico y rico", afirmó el director de Cultura del Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay, Hugo Achugar.
"Benedetti se jugó por sus ideas y su gente, y se fue cantando a la vida y denunciando las torceduras".
"Habría mucho para decir de su obra, que superó las barreras de las generaciones y vaya como muestra los aquí presentes, pero lo más importante es que hoy despedimos a un hombre bueno", agregó Achugar.
Para Daniel Viglietti, "Mario nos enseñó que la palabra ética entra dentro de la palabra estética".
"Benedetti fue un extremista del optimismo y la esperanza", afirmó y "ello sin perder el ojo crítico".
"Hoy un río de gente lo acompaña en su despedida y está muy bien que así sea porque él creía en el prójimo sin demasiadas pruebas", agregó.
Viglietti destacó, además, el "firme apoyo" de Benedetti a la Revolución Cubana y su "compromiso de lucha por la libertad y la democracia, pero mucho más durante los años de plomo", en referencia a la dictadura uruguaya (1973-1985) durante la cual vivió exiliado en Argentina, Perú, Cuba y España.
"Querido Mario, te digo adiós pero no te lo digo, te despido pero no te despido, siempre estarás en mi y en el alma y el corazón de centenares de miles de personas que entraron a la poesía por la puerta grande de tus poemas. Hasta luego entonces, escribió su colega y amigo, el argentino Juan Gelman, a manera de saludo final.
Padres e hijos, abuelos y nietos se abrazaron emocionados y llorosos en el cementerio en un respetuoso adiós a Mario Benedetti.
El escritor nació en Paso de los Toros, en el centro de Uruguay, el 14 de septiembre de 1920 y murió en su casa de Montevideo el 17 de mayo de 2009.
Dejó casi tantas obras como los 88 años que vivió y en casi todos los géneros.
"La vida se clausura en vida/la vida ese paréntesis/ también se cierra incurre/en un vagido universal/ el último/ y entonces sólo entonces/ el no ser sigue para siempre". La vida es ese paréntesis. Mario Benedetti. EFE

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