martes, mayo 19, 2009

Eli Cohen, la leyenda del Mossad

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Martes, 19 de mayo de 2009 07:35
Eli Cohen, la leyenda del Mossad
El 18 de mayo de 1965, en un acto salvaje y degradante, fue ahorcado públicamente en una plaza de Damasco, la capital de Siria, Eli Cohen, el célebre agente israelí, considerado uno de los más brillantes y exitosos espías contemporáneos.
por Rúben Kaplan

El 18 de mayo de 1965, en un acto salvaje y degradante, fue ahorcado públicamente en una plaza de Damasco, la capital de Siria, Eli Cohen, el célebre agente israelí, considerado uno de los más brillantes y exitosos espías contemporáneos.
Nacido en Alejandría, Egipto, el 26 de diciembre de 1924, Cohen, un judío ortodoxo devoto, al igual que sus progenitores, siendo joven trabajó de contable hasta diciembre de 1956, fecha en que fue expulsado junto a otros judíos después de la crisis de Suez. Llegó a Haifa y se sintió extranjero en el lugar que consideraba su propia tierra, no sabía hablar hebreo pero al ser un fervoroso sionista, lo aprendió velozmente. En 1957 fue reclutado para el servicio de contraespionaje militar israelí, mas su trabajo como analista le resultaba monótono y aburrido. Averiguó cómo ingresar en el Mossad, pero fue rechazado, sin saber que en el futuro, el destino le tenía reservado una sorpresa.
En 1960 comienza su descollante carrera. Se le proporcionó la identidad falsa de un árabe sirio que retornaba a Siria, tras vivir en Argentina. Para imbuirse plenamente del rol y perfeccionar su coartada, Cohen viajó al país sudamericano en 1961.
Allí se estableció y haciéndose pasar por un próspero hombre de negocios se puso en contacto con la comunidad Siria. Fue gracias a su encantadora personalidad y su duro entrenamiento, que no tardó en hacer amistades con funcionarios y diplomáticos de la embajada Siria en Buenos Aires.
Pasó por todo tipo de fiestas, eventos, reuniones y encuentros con funcionarios, hasta que un providencial día en 1961 lo invitaron a visitar Damasco, donde se columbraba que pronto el partido Ba'ath llegaría al poder. Cohen se introdujo lentamente en las redes de relaciones políticas sirias, y logró amistades entre los militares de alto rango. Su trabajo para Israel consistía básicamente en pasar la mayor parte del tiempo en cafés, fiestas y charlas con políticos, escuchando y memorizando todo aquello que podía ser de utilidad. En algún momento llegó a organizar recepciones en su propia casa, donde ponía su mayor empeño para embriagar a oficiales castrenses, quienes como dipsómanos, hablarían gustosamente de su trabajo luego de unas cuantas copas y la compañía de varias señoritas. Al año siguiente se trasladó definitivamente a Damasco.
En el transcurso de los siguientes años, utilizando el nombre ficticio de Kamel Amin Tsa’abet, Cohen fue granjeándose la confianza de varios militares sirios y funcionarios del gobierno con los que logró establecer rápida empatía. En virtud de su talento y habilidad, en sordina enviaba mensajes de inteligencia a Israel, a través de radio, cartas secretas y en ocasiones, en un alarde de temeridad, visitando el Estado judío, personalmente.
Uno de sus más famosos logros fue haber ido a las fortificaciones sirias de los Altos del Golán, desde donde Siria, antes de la Guerra de los Seis Días, atacaba asiduamente desde la zona montañosa, a los kibutzim israelíes al este del Kineret.
El año 1964 marcó un hito en la vida de Cohen. Los sistemas de inteligencia israelíes, caracterizados por su continuo perfeccionamiento, procedieron a una reorganización de sus estructuras, Eli Cohen quien fuera desestimado en su momento, fue absorbido por el Hamosad Lemodiín Uletafkidim Meyujadim, más conocido como el Mossad, el mítico servicio de recopilación de información de inteligencia, acción encubierta, espionaje y contraterrorismo cuyo ámbito de acción es todo el mundo fuera de los límites de Israel, y cuyo Director en aquel entonces era Meir Amit.
Eli Cohen comenzó un curso intensivo de seis meses en la academia de entrenamiento del Mossad. Expertos en sabotaje le enseñaron a fabricar explosivos y bombas de relojería con los elementos más simples. Aprendió combate cuerpo a cuerpo y se convirtió en un experto tirador y un perfecto ladrón. Descubrió los misterios de cifrar y descifrar; aprendió a usar una radio, tintas invisibles y a esconder mensajes. Aprendió a pronunciar árabe con acento sirio. Constantemente sorprendía a los instructores con su facilidad para aprender todo. Se atribuía su prodigiosa memoria al hecho que de joven había memorizado capítulos enteros de las Escrituras.
Eli Cohen, mientras se encontraba en Siria, fue capaz de colectar amplia información sobre los pilotos de las Fuerzas Aéreas Sirias, incluyendo sus nombres y códigos reales e información de sus familias. Había logrado encaramarse en las más altas posiciones del gobierno sirio y tenía grandes posibilidades de convertirse en el ministro de Defensa de Siria. Según evoca su hermano y compañero del Mossad, Maurice, él era el tercero en la línea de sucesión para convertirse en presidente de Siria, cuando fue descubierto.
Una noche de enero de 1965, Eli Cohen esperaba en su habitación el momento de transmitir. Cuando estaba preparando el receptor, oficiales de la inteligencia Siria al mando del Coronel Ahmed Su'edani irrumpieron en el apartamento. Había sido localizado por una unidad móvil de detección, la más sofisticada de la época, de fabricación rusa.
En el posterior interrogatorio, se le obligó a emitir un mensaje a Tel Aviv. Los sirios no percibieron el cambio de velocidad y ritmo de transmisión. Meir Amit el Director del Mossad, comprendió que Cohen había sido capturado. Dos días después, Siria confirmó su captura.
Luego de ser brutalmente torturado, Siria lo condenó a muerte.
Nadia Cohen lanzó una campaña internacional en favor de su marido. Solicitó rogó que pidan clemencia el Papa Pablo VI, la reina de Inglaterra, primeros ministros y presidentes. Meir Amit el Director del Mossad intentó salvarlo por todos los medios. Trabajaba en secreto entrevistándose con los jefes de los servicios secretos de Francia y Alemania y logró acercamientos informales a la Unión Soviética, también sin éxito. Israel propuso un canje: a cambio de Cohen, entregaba diez espías sirios, cierto número de camiones, tractores, medicinas y diez millones de libras esterlinas. Siria rechazó la oferta.
Hasta que el 18 de mayo de 1965, poco después de las dos de la madrugada salió de la prisión de El Maza de Damasco. Con él viajaba el decano de los rabinos de Siria, Nissim Andabo de 80 años. El convoy llegó a El Marga, en el centro de Damasco. Allí, Eli Cohen recitó una oración hebrea previa a su muerte: Shmá Israel Ado- Nai Eloheinu, Ado-nai Ejad" Oye, Israel, Ado-nai es nuestro Di-os, Ado-nai es Uno.
Poco después de las tres y media, ante la mirada de miles de sirios, bajo la intensa luz de los focos de televisión, Eli subió al cadalso. En Tel Aviv, Nadia Cohen vio morir a su marido y trató de suicidarse. Fue llevada a un hospital y le salvaron la vida.
A 44 años de su muerte, la familia de Eli Cohen, el legendario espía israelí, el héroe que contribuyó a la victoria israelí contra Siria en la Guerra de Los Seis Días y ofrendó su vida por Israel, aguarda infructuosamente recuperar sus restos. Z”L Zijronó LiBrajá = Sea su nombre de Bendito Recuerdo.

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