domingo, mayo 17, 2009

¿La comunidad cristiana es perseguida?




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¿La comunidad cristiana es perseguida?

Por Guillaume Borrione para Guysen International News

Viernes 15 mayo 2009 - 07:12


Los israelíes lo afirman alto y claro, “los cristianos son perseguidos”, certificando así la “fechoría” de los “árabes”, y eso que casi todos los cristianos de la región son árabes. Algunos cristianos hablan también de persecuciones, otros agrandan las anécdotas. Para los musulmanes, “no hay nada que decir”, en particular, en los territorios palestinos donde el palestino, cristiano o musulmán, es “víctima de la ocupación” de todas formas. Detrás de la competencia victimista de los unos y de los otros, y pretendiendo agrandar los sufrimientos de un tercero, ¿que pasa de verdad con estos cristianos del este que toman, en masa, el camino hacia el exilio? Resultados de una investigación llevada a cabo por Guysen en Jerusalén, Belén y Nazareth con motivo de la visita papal.


“Mantenemos buenos contactos con todo el mundo. Debemos portarnos bien y adoptar un comportamiento ejemplar. Debemos seguir siendo neutros y ser amigos de todo el mundo para no ser atacados”, confiesa Yacoub, palestino y residente del este de Jerusalén. Este último hizo sus estudios en biología y enseña en un colegio en Jerusalén realizando al mismo tiempo actividades de guía turístico. Por sí sola, esta frase explica la moderación de las declaraciones recogidas hasta ahora y las reticencias a expresarse en un marco formal.

Escuchándolos hablar, los cristianos parecen no tener ningún problema con nadie. Los dignatarios religiosos se preocupan por hacer pasar un mensaje de paz y no molestar ni a los Judíos ni a los musulmanes. Solamente Israel, “el inquilino” y señalado enemigo político, parece ser un tema de consenso. Realmente, cuanto más lejos se está del seno palestino las reservas se esfuman, frente a los musulmanes en particular.

En Belén, bajo control de la Autoridad Palestina, tanto los religiosos como los comerciantes lo garantizan: “Aquí, palestinos, cristianos o musulmanes somos todos hermanos”, alegando que el problema es el “muro de separación” y “la ocupación israelí”. Es necesario ir a Nazareth, en Israel, para que los cristianos, la mayoría de nacionalidad israelí, como los árabes (musulmanes) que equilibran sus declaraciones.

Sus problemas diarios con las autoridades israelíes no son, en absoluto, de la misma naturaleza que los problemas que se encuentran con los ciudadanos musulmanes, por eso es por “como menos” sorprendente enterarse de más cosas sobre la vida de los palestinos cristianos hablando con los árabes israelíes, que en Belén.

Situación más particular aún para los árabes cristianos se vive en Jerusalén.

Núcleo duro del conflicto entre Israel y los palestinos, la ciudad tres veces santa plantea problemas que no se encuentran en otra parte. En primer lugar, como lo señalaron todos, no están protegidos ni por Israel ni por la Autoridad Palestina” y sólo poseen “un permiso de residencia para Jerusalén, sin gozar de los mismos derechos que los israelíes ni poseer las “ventajas” (en cuanto a la vivienda, en particular,) que los otros palestinos de los territorios.

Situación aún más precaria la viven los cristianos en Gaza, que sumarían menos de 3.000, cuyo único contacto con el exterior son las congregaciones religiosas. Cuando se le pregunta a los cristianos de Israel o de los territorios por la situación en general, la primera respuesta va dirigida contra Israel, el bloqueo y las consecuencias de la guerra del pasado invierno. Solamente después se abordan los problemas específicos relacionados con la gobernanza de los terroristas del Hamas.

Tensiones instrumentalizadas:

“La mayoría de los cristianos de Belén fueron expulsados, perseguidos. Lo son aún, tanto en el medio católico, como en el medio protestante. Es una ciudad bajo control de la Autoridad Palestina, lo que hace que personalmente no tengo tanto deseo de ir”, explicaba un pastor protestante occidental a Guysen TV en la Navidad 2007, añadiendo que la iglesia bautista y su pastor sufrieron 14 veces disparos y otros ataques con cóctels molotov.

Se podría citar el saqueo de Taybeh, el último pueblo completamente cristiano de Judea-Samaria, a manos de los musulmanes del pueblo vecino de Deir Jarir en septiembre de 2005. Un impulso de locura causado por la conexión extraconyugal de un padre de familia cristiano con una musulmana de Deir Jarir, envenenada por sus dos hermanos cuando estos últimos descubrieron que estaba embarazada de seis meses. Otros ejemplos sangrientos tuvieron lugar durante la segunda Intifada.

Muchos cristianos los utilizan para victimizarse aún más. Algunos dignatarios religiosos alegan, por otra parte, un aspecto psicológico interesante: a fuerza de repetir que son perseguidos, se termina por creer que es verdad. No obstante, si la tentación de ceder a lo “sensacional” es grande, todas las personas interrogadas lo certifican: sólo son incidentes aislados y no se puede hablar de persecuciones, a menos que se haga intencionalmente.

Para los musulmanes, Israel y el Occidente tienen interés en señalar estos acontecimientos con el fin de criticar al Islam y desviar el problema “real”. Una posición reforzada por el clamor de indignación causado en 2006 por las declaraciones del Papa en Ratisbona, que supuestamente había comparado al Islam con la violencia.

Hay que decir que las autoridades palestinas tienen especial interés “en poner a los cristianos del lado del Islam, y en consecuencia decir al mundo “nos entendemos y estamos todos bajo la ocupación israelí”, explica por su parte el pastor protestante a Guysen TV en 2007, mencionando la “estrategia” de Yasser Arafat que “hacía el honor” de ir a la misa de la iglesia de la Natividad en Belén todas las Navidades.

Una confusión que tuvo lugar durante la operación Muro de Defensa en 2002, cuando entre el mes de abril y el mes de mayo, varios terroristas se habían escondido en la iglesia. Marie-Paule, una monja francesa de 85 años, instalada en Belén y en misión en Oriente Próximo durante más de 60 años, lo recuerda bien.

Explica que varios terroristas palestinos musulmanes se habían instalado en los techos de unas viviendas que pertenecían a cristianos. Con la respuesta de Tzahal, destruyendo las viviendas cristianas, comenzaron las tensiones entre las comunidades. Sin embargo la minoría cristiana no podía reaccionar so pena de ser acusada de “traidora” y de “colaborar con el enemigo” israelí.

Una cosa es segura, a pesar de que no son perseguidos, los cristianos de los territorios forman parte de la estrategia de comunicación de las autoridades palestinas, que prefieren negar la evidencia y afirmar que no hay “ningún problema” entre cristianos y musulmanes. En realidad, el statu quo y la política de “todos somos hermanos” favorece a todo el mundo en Belén, excepto a los cristianos.

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