Rosh HaShaná y Yom Kippur son días muy especiales para los Judíos.
Dicen nuestros sabios que en esos días somos juzgados por nuestros hechos en el año anterior (exactamente en Rosh HaShana y tenemos diez días para intentar cambiar ese juicio que es proclamado el día de Yom Kippur.
La costumbre es golpearse el pecho y reconocer todos nuestros errores, lamentarlos por ellos y prometer no volver a caer en ellos. Sin embargo Rabbi Nachman de Breslev nos ofrece una versión diferente.
Cada vez que pedimos un milagro, necesitamos algo que contenga ese milagro, así como si pedimos agua, necesitamos de un vaso o una botella, también para recibir de HaShem su perdón y su ayuda necesitamos un contenedor.
Dice Rabbi Nachman que debemos de buscar dentro nuestro los puntos buenos que tenemos (todos tenemos puntos buenos!) y desde allí buscar otros (el primero es el más dificil) con eso y con mucha fe, hablaremos a HaShem y le diremos: "Este es mi verdadero yo, con esto quiero ser para ti y acercarme a ti. Por favor, llévate mi bolsa de pecados de forma de hacerme más fácil ser mejor este año! No te puedo prometer no caer nunca más, tan solo que intentaré con todas mis fuerzas ser mejor. Tu que todo lo puedes, ayúdame! Llevate mi carga del año anterior!" Por supuesto que luego debemos hacer introspección y reconocer nuestros fallos, pero, si tenemos fe, una fe completa en Él, tenemos que saber que¨Él quiere nuestro bien, que seamos mejores y nos acerquemos a Él. No es llorando, sino con fe y alegría, no es con dolor, sino con el placer de saber que Él todo lo puede y quiere nuestro bien.
No olvidemos que cuando nos sacó de Egipto, no lo hizo porque lo mereciéramos, sino porque el así lo decidió! De la misma forma, no nos salvará porque gritemos y lloremos, nos salvará porque nos quiere y porque tenemos fe en Él...
Texto proporcionado por Calev Menachem
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