viernes, mayo 15, 2009

La Muerte Vecina

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La Muerte Vecina
Publicado por marcelokisilevski en Abril 28, 2009
A veces la muerte necesita nombre y apellido. Por eso, tal vez, porque es difícil, Israel decide honrar al último soldado muerto ese año. Este año, todos los soldados muertos se llamaron Yonatan Netanel, oficial comandante de destacamento, muerto por “fuego amigo” en el operativo “Plomo fundido” en la Franja de Gaza. Él y su familia fueron honrados por el estado y el ejército, las fotos de sus padres, su viuda, y su hijita Maayán salieron en todos los medios.
Yo recuerdo a Malki Netanel, la mamá de Yonatan, de la calle Arieh Dultzin, en el barrio de Guivat Masuá en Jerusalem. Allí viví 3 años con mi familia. Cuando recibimos muchos invitados, Malki nos prestó todas las sillas. Desde entonces, siempre nos saludaba, preguntaba si necesitábamos algo, se esforzaba en encontrar algo que pudiera hacer por nosotros. Con dulzura, sin cargosear, parecía explicarnos que al ayudarnos, nosotros en realidad la ayudábamos a ella. Los ortodoxos conciben una especie de “banco de mitzvot”: si hacen más buenas acciones, así les irá de bien en el mundo venidero, a la hora del último balance. Por eso, cuando uno hace una buena acción, te la agradecen diciendo: “shetizké lemitzvot”, algo así como: “que se te acrediten buenas acciones (en el banco del más allá)”.
Y Malki, mamá de Yonatan z”l, invertía mucho en su banco de mitzvot. Quizás será por eso que llamó a su hijo Yonatan, como una plegaria doble: Yonatan significa “Dios ha dado”. Y “Netanel” significa… exactamente lo mismo, aunque invertido: “Ha dado Dios”. Yonatan Netanel. Dios ha dado, ha dado Dios. Como un pedido, o como un temor y una premonición.
No lo sé, sólo sé que por lo que sabemos de este mundo de más acá, a Malki no le alcanzaron sus depósitos en el banco de más allá. A menos que estemos viendo, nosotros acá, todo al revés.
Una buena y hermosa familia, la familia Netanel, de Jerusalem. Yonatan murió por “fuego amigo” en el operativo “Plomo fundido”. Su padre, el rabino Amos Netanel, esposo de Malki, se apresuró a enviar una carta de “abrazo” y amor a los soldados que dispararon equivocadamente un obús de tanque contra la edificación en la que se ocultaron Yonatan y los soldados que comandaba.
Nada de venganza, nada de odio. Así debía ser, porque fue Dios el que lo ha dado. Y fue Dios el que ha quitado, quien sabe, para dar otra cosa.

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